sábado, 17 de diciembre de 2016

Por el humor de Dios.

Dios nos libre de los iluminados.
De los que te desmienten la verdad.
De los excentricos descafeinados
que viven presos de su mismidad.
Dios nos libre de los encapuchados.
De los que sólo ven su realidad.
De los ególatras maleducados.
De los idiotas de solemnidad.
Dios nos libre de los acelerados.
De los que dan la alarma sin motivo.
De los que siempre pasan el recibo
sin importar si vives desahuciado.
De los que sólo ven los sinsabores.
De los que su torpeza justifican.
Dios nos libre de los opinadores
que aciertan sólo cuando rectifican.
De los políticos amortizados.
De los videntes en la oscuridad.
De los poderes deshumanizados.
De los podridos sin caducidad.
Dios nos libre de los acomplejados
que reparten estopa sin complejos
y, también, de los magos acabados
que sacan más chisteras que conejos.
Dios nos libre de los acomodados.
De los ridículos conspiradores.
De los histéricos apasionados
que alucinan en todos los colores.
Dios nos libre de los endemoniados.
De los que compran libros por las tapas.
De los que hacen su guerra atrincherados
en los pliegues rajados de los mapas,
y de los herederos del futuro
que nos toman por tontos cual cretinos.
Que, a todos, con cariño y sin bromuro,
les den por donde amargan los pepinos.

Javier Ruiz Taboada.




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