El odio es la más perversa de las concubinas: te cubre la cama de ortigas, te llena las almohadas de insomnios, se aprovecha de tu somnolencia para apoderarse de tu alma; Antes de darte cuenta, ya estás en el purgatorio.
Pueden quitarte todo; Tus bienes, tus mejores años, todos tus méritos y alegrías, hasta la última camisa; Pero siempre te quedarán los sueños para reinventar el mundo que te han confiscado.
Somos rehenes de nuestros recuerdos.
Aguanta. Cada día es un milagro.
Yasmina Khadra
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