Al leer los periódicos esta mañana este artículo publicado en el diario.es llamó especialmente mi atención. Hace tiempo que vengo pensando en qué medida el machismo y todas las conductas a él asociados no sólo no han desaparecido, sino que vienen reproduciéndose entre los más jóvenes. Me acordé entonces de un concepto muy interesante que quería recoger hoy; de paso, os dejo con alguna de las fotografías pertenecientes a la exposición "MUJER. La vanguardia feminista de los años 70", celebrada en el Círculo de Bellas Artes de Madrid hasta el pasado 1 de septiembre. Con obras pertenecientes a la a la colección Sammlung Verbund, pretende reflejar el 'boom' feminista que tuvo lugar en los años setenta.
La idea: el "micromachismo"
Maniobras cotidianas que los hombres realizan para conservar, reafirmar o recuperar el dominio sobre sus parejas. Maniobras invisibles pero dañinas (Luis Bonino). Son por tan, aquellas prácticas de violencia y dominación masculina en lo cotidiano, que se ejecutan impunemente, algunas invisibilizadas, otras legitimadas con la impunidad de lo naturalizado.
El nombre nace en la estela del término micropoderes del sociólogo francés Foucault y como en este caso, micro no se refiere a “poca cosa” o “poco importante” sino a que son casi imperceptibes, están especialmente invisibles y ocultos para las mujeres que los padecen y para la sociedad en general. “Es como un microbio –explica Bonino-, lo pequeños que son y el mal que algunos causan”.
Hannah Wilke
Birgit Jürgenssen
Cindy Sherman
Francesca Woodman
¿Qué son los Micromachismos? Son llamadas así las prácticas de dominación masculina, comportamientos de inferiorización hacia la mujer, en la vida cotidiana, del orden de lo “micro”, lo casi imperceptible, lo que está en los límites de la evidencia. Se trata de un amplio abanico de maniobras interpersonales que realizan los varones para intentar mantener el dominio y su supuesta superioridad sobre la mujer objeto de la maniobra, reafirmar o recuperar dicho dominio ante una mujer que se “rebela” o resistirse al aumento de poder personal ointerpersonal de una mujer con la que se vincula, o aprovecharse de dichos poderes. Son microabusos y microviolencias que atentan contra la autonomía personal de la mujer, en los que los varones, por efecto de su socialización de género son expertos, socialización que, como sabemos, está basada en el ideal de masculinidad tradicional: autonomía, dueño de la razón, el poder y la fuerza, ser para sí; y definición de la mujer como inferior y a su servicio. A través de ellos se intenta imponer, sin consensuar, el propio punto de vista o razón.
Los Micromachismos son efectivos porque los varones tienen, para utilizarlos válidamente, un aliado poderoso: el orden social, que otorga al varón, por serlo, el “monopolio de la razón” y, derivado de ello, un poder moral por el que se crea un contexto en el que la mujer está en falta o como acusada (“exageras” y “ estás loca”, dos expresiones que reflejan claramente esto). Su ejecución brinda ”ventajas”, a corto y a largo plazo para los varones, pero ejercen efectos dañinos en las mujeres (deterioro en la autoestima y autonomía), en las relaciones familiares (disbalances de poder, disfunciones en la relación) y en ellos mismos (aislamiento y consolidación de las ideas misóginas), en tanto que quedan atrapados en modos de relación que convierten a la mujer en adversaria, impiden el vínculo con una compañera y no aseguran el afecto, ya que el dominio y el control exitoso sólo garantizan obediencia y generan resentimientos.
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