"La mujer decide, la sociedad respeta, el Estado garantiza y las Iglesias no intervienen"
Los datos, estudios y estadísticas ponen de manifiesto que las tasas de aborto registradas en un determinado país no dependen tanto de cómo este se regule, sino de las diversas políticas de educación sexual que se lleven a cabo junto al acceso y difusión de los distintos métodos anticonceptivos.Desde 1997, 22 países o áreas administrativas dentro de los países han modificado sus leyes de aborto; en 19
casos, se ampliaron los criterios bajo los cuales está permitido el aborto, y en tres casos se redujeron los criterios. De todos modos, el aborto continúa estando sumamente restringido, especialmente en África subsahariana y en América Latina.; precisamente es en estos dos lugares dónde las cifras se inflan y llegan al 29 y 30% respectivamente. La práctica de abortos en malas condiciones (inseguras o clandestinas) mataban en 2009 cerca de 70.000 mujeres cada año en todo el mundo, según un informe del Instituto Guttmacher.
La reforma de Gallardón está ahí, y no sé hasta qué punto somos conscientes de lo que ello implica. La premisa de la que parte es la de retomar la regulación existente en 1985, un retroceso ante el que no han sido pocas las voces que se han alzado en contra: volver a la ley de supuestos, según Francisca García, portavoz de ACAI, será un «grave retroceso. La sociedad española no responde a esa mentalidad, que solo tiene que ver con cuestiones ideológicas». Por su parte, la Asociación de Clínicas Acreditadas para la Interrupción del embarazo (ACAI) denunció que esta reforma llevará a la clandestinidad al 99,9% de las 3.000 mujeres afectadas por alguna patología fetal, como puede ser una anomalía congénita, un defecto cromosomático u otra enfermedad fetal. Mientras que Blanca Cañedo-Argüelles, de la clínica gijonesa Belladona, abundaba: «No hay ninguna alarma social. No hay más abortos. Para lo único que va a servir la reforma es para atacar a las mujeres, crear un conflicto social y restar fuerzas para trabajar en lo que de verdad importa: la prevención».
Somos libres d decidir sobre nuestro cuerpo,sobre nuestra vida, sobre si keremos implicar a otra persona en nuestro futuro. Q tufo mas rancio y retrógrado suelta esta reforma
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