Con el búho como juez, se llevó adelante el primer juicio de divorcio de la selva, en el que la yegua y el rinoceronte pugnaban por obtener la tenencia exclusiva de su hijo unicornio.
–¡Viene Pedro, viene Pedro!– aullaba el lobo. Sus compañeros de jauría, conocedores de las célebres mentiras del anunciante, primero se murieron de la risa, y después, de un imprevisto escopetazo.
En la competencia de disfraces de la selva, el primer premio lo obtuvo el osado chimpancé que, soportando una extensa sesión depilatoria, se disfrazó de hombre.
Martín Gardella. Mas de sus microrrelatos aquí
No hay comentarios:
Publicar un comentario