sábado, 8 de diciembre de 2018

Chalecos amarillos.


El chaleco amarillo es el mono de trabajo del operario moderno, el nuevo proletario que se desplaza cada día por las carreteras suburbanas y provinciales. Es la bandera de los que se declaran apolíticos, y ni son ni quieren ser elegantes. Es el golpe en la mesa —lo más parecido al adoquín que lanzaban los estudiantes en Mayo del 68— de los que nunca ganan en el concurso de la mermada meritocracia republicana. Y es la manera que tienen los invisibles de hacerse visibles: la manera de los últimos de la clase de dar una lección a los primeros, la revuelta de la Francia no glamurosa.









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