Cuando el dolor te venza y te derrumbe y des
con tus huesos en una noche ciega,
no pienses ante todo en escapar: indaga
en el hondo misterio que supone
que ese dolor exista, igual que existen
el pájaro y la flor, la hormiga o las estrellas.
Y escarba en sus escorias enigmáticas
con corazón dispuesto y manos que se entreguen
a buscar la verdad sin titubeos.
Escarba en tu dolor hasta llegar al fondo
de la tiniebla y del espanto. Allí
verás sin duda el rostro de la muerte.
Pero no desfallezcas. Si tu espíritu
no se rinde y prosigue,
tal vez descubras luego,
bajo la tierra estéril de las devastaciones,
una escondida fuente. De ella brota
una agua fresca y viva que es también una luz,
la más intensa luz, la luz más pura.
con tus huesos en una noche ciega,
no pienses ante todo en escapar: indaga
en el hondo misterio que supone
que ese dolor exista, igual que existen
el pájaro y la flor, la hormiga o las estrellas.
Y escarba en sus escorias enigmáticas
con corazón dispuesto y manos que se entreguen
a buscar la verdad sin titubeos.
Escarba en tu dolor hasta llegar al fondo
de la tiniebla y del espanto. Allí
verás sin duda el rostro de la muerte.
Pero no desfallezcas. Si tu espíritu
no se rinde y prosigue,
tal vez descubras luego,
bajo la tierra estéril de las devastaciones,
una escondida fuente. De ella brota
una agua fresca y viva que es también una luz,
la más intensa luz, la luz más pura.
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