Me gusta andar sin rumbo fijo
dejándome llevar por mis zapatos
cruzar las calles de mi ciudad en pleno invierno
sintiendo el frío de la mañana,
mirar el río, que se funde entre la niebla,
y pensar que la vida merece la pena, sí,
aunque a veces nos sorprenda por la espalda,
la muy hija de puta,
con un maldito puñal entre sus garras.
Óscar Alonso Pardo
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