lunes, 7 de noviembre de 2016

La risa sincera.

La risa sincera es hospitalidad pura, un abrazo luminoso frente a la sombra que se cierne sobre cada cual. De ahí la importancia de quien nos sonríe y de quien nos hace reír.
Pero la risa no es sólo un refugio. Es, además, el gran acto subversivo ante las máscaras del tirano. Porque tiranos son el miedo y las convenciones, tiranos son el dolor y la amenaza creciente de la muerte y, sobre todo, tiranos somos nosotros con nosotros mismos.
Al igual que la música y la palabra, la risa actúa a distancia. Es contagiosa y, por ello, revolucionaria. Cuando una persona ríe o sonríe, tendemos automáticamente a imitarla y esa mímesis desencadena en nosotros la emoción de la alegría. Así, quien ríe nos hace un inmenso favor, porque provoca en nosotros un gesto que da paso a un nuevo estado de ánimo. Es la magia de la empatía. Cultivar esa risa que nos salva es responsabilidad de todos (del vecino del quinto, del compañero de trabajo, del frutero y de nosotros mismos).
Toño Fraguas


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