Escribir un poema se parece a un orgasmo:mancha la tinta tanto como el semen,empreña también más en ocasiones.Tardes hay, sin embargo,en las que manoseo las palabras,muerdo sus senos y sus piernas ágiles,les levanto las faldas con mis dedos,las miro desde abajo,les hago lo de siemprey, pese a todo, ved:¡no pasa nada!Lo expresaba muy bien Cesar Vallejo:"Lo digo y no me corro".Pero él disimulaba.
Ángel González
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