Que lo subjetivo es siempre mucho más importante para nuestra felicidad y nuestro gozo que lo objetivo, es algo que se comprueba en todas las cosas.(…) Lo que cada uno es para sí mismo, lo que lo acompaña en su soledad y nadie le puede proporcionar o arrebatar es obviamente mucho más importante para él que el resto de sus cualidades o lo que los demás puedan pensar de él.
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Es muy poco lo que la riqueza como tal, es decir, el exceso de bienes, puede aportar a nuestra felicidad.(…) Y sin embargo, los hombres se afanan cien veces más en adquirir riquezas que en cultivar su espíritu; y ello a pesar de que está fuera de toda duda que lo que uno es contribuye mucho más a nuestra felicidad que lo que uno tiene.
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