Tenía el revolver más mortífero, así, sin tilde, porque siempre que creías que se había ido, volvía.
Y a ver qué arma puede con eso, porque nada hace más daño que el engaño de que vuelva alguien que nunca quisiste que se fuera. Porque alguien que finge volver tan sólo alarga una despedida.
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