"La guerra sigue siendo un negocio. Un gran negocio para una elite que no deja de crecer, subiendo de rango en la lista Forbes.
Lo más sorprendente de este negocio, al margen de su universalidad, reside en los «detalles», en la puntualidad con que las finanzas recogen beneficios. Mario Moratalla relataba que tras los atentados yihadistas de París de noviembre de 2015 las empresas armamentísticas, entre ellas las citadas, se revalorizaron como la espuma. Un 10% en los días siguientes a la masacre del teatro Bataclan. La portada de “El Economista” del 17 de noviembre de 2015 fue significativa: «Las empresas armamentísticas se benefician del atentado de París». La muerte cotiza en bolsa al alza."
En la actualidad, cerca del 2,5% del PIB mundial lo generan las armas, en su conjunto.
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