Seguir pensando sin mover las ideas se parece a seguir volando sin mover las alas.
"Hay ideas que dan un volantazo a la historia, que la dividen en dos partes, que la aceleran. László József Bíró (Budabest 1899-Buenos Aires 2085) fue periodista e inventor. Un problema le traía de cabeza para el ejercicio de su profesión: el instrumento de escritura. El lápiz corre pesadamente sobre el papel y requiere un sacapuntas como accesorio, la pluma estilográfica se desliza con agilidad pero mancha la ropa, se le acaba la carga y se atasca en los momentos más inoportunos. Un día, mirando a unos niños jugar a las canicas, se fijó en cómo una de ellas atravesaba un charco dejando luego un rastro nítido de humedad en el suelo seco.
Así nació un invento del que llegarían a fabricarse más unidades que estrellas hay en nuestra galaxia: el birome, o sea la esferógráfica, o sea el bolígrafo. La publicidad de la época presumía: el útil está siempre cargado y dispuesto, escribe con tinta indeleble, seca en el acto, permite hacer copias con papel carbón y es única para la aviación. La idea sirvió al mundo para todo eso y a Bíró y a su familia para emigrar a Argentina y librarse del holocausto."
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