Un soneto, sin “ne”, se vuelve un soto,
un soto que podría ser un seto,
un seto que supero por el reto,
el reto de anunciar que ya está roto.
El roto, en cierto modo, es este rito,
un rito que me hará pasar el rato,
el rato cuyo tránsito es muy grato
y es grato porque alivia como un grito.
El grito ha de seguir, como hace el grifo,
el grifo de los párrafos que rifo,
que rifo, aunque es mi angustia quien los rifa,
los rifa, comercial, como la grifa,
la grifa que me causa tanta grima,
la grima que me brinda al fin la rima.
Rafael Sarmentero.
Martin Munkácsi
No hay comentarios:
Publicar un comentario