domingo, 19 de abril de 2015

A la mañana de domingo




Tú me dijiste:
Hueles a mañana de domingo

y yo me quedé pensando
en todos los olores 
de una mañana de domingo

El café
las tostadas
el gel de la ducha
las naranjas exprimidas
los tomates 
el sexo en las sábanas
los alrededores de la Lonja
los sellos viejos, las monedas
los cromos 
las manos de los coleccionistas
los calamares rebozados
mi cuaderno de deberes
las montañas de mani en el tinglado del puerto
el pequeño barquito
que te conducía hasta al faro
por treinta pesetas.


Me quedé pensando 
en todas las cosas bellas
de una mañana de domingo.

Entonces no sabía
que las mañanas de domingo
sólo huelen a tristeza.


Martina Brisac





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