“Lo triste es, sin embargo, lo alegre no. Lo triste deja una huella, una marca, una cicatriz; lo alegre pasa como el aire, sin dejar señal alguna. Cuando recuerdo algo alegre casi se vuelve triste por la nostalgia, ya pasó. Pero si es algo triste lo que recuerdo, ahí está y vuelve a aparecer el mismo dolor. Quizá, solo quizá, con los años, muchos, muchos años, se logre mitigar ese dolor, pero se mitiga sólo porque va dejando de ser. La misma melancolía no es sino un recuerdo que se ignora.”
María Luisa Elio. (2002) Tiempo de llorar y otros relatos.
Fotografía: Alberto Korda
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