La palabra «digital» refiere al dedo (digitas), que ante todo cuenta.
La cultura digital descansa en los dedos que cuentan. Historia, en
cambio, es narración. Ella
no cuenta.
Contar es una categoría poshistórica. Ni los tweets ni las informaciones se
cuentan para dar lugar a una narración. Tampoco latimeline (línea del tiempo) narra
ninguna historia de la vida, ninguna biografía. Es aditiva y no
narrativa. El hombre digital digita en
el sentido de que cuenta y calcula constantemente. Lo digital
absolutiza el número y el contar. También los amigos de Facebook
son, ante todo, contados. La amistad, por el contrario, es una
narración. La época digital totaliza lo aditivo, el contar y lo
numerable. Incluso las inclinaciones se cuentan en forma de «me
gusta». Lo narrativo pierde importancia considerablemente. Hoy
todo se hace numerable, para poder transformarlo en el lenguaje
del rendimiento y de la eficiencia. Así, hoy deja de ser lo que no puede contarse
numéricamente.
Byung-Chul Han
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