viernes, 5 de septiembre de 2014

Hypokrisía.

En “El Gran teatro del mundo”, de Calderón de la Barca, Dios reparte a todos los humanos los papeles de la comedia y sus respectivos disfraces con estos versos:
¡Venid, mortales, venid,
a adornaros cada uno,
para que representéis
en el teatro del mundo!
Existe una gran similitud entre el mundo en el que vivimos y el escenario de un teatro. Cada uno de nosotros, los que pasaron y los que vendrán, representamos un papel. En los inicios del teatro griego, un único actor representaba los diferentes personajes de la obra, para ello se valía de máscaras, enormes máscaras que le daban las características necesarias para representar cada papel. Así nace el concepto y la palabra “persona”, deprósopon, máscara en griego.
Detrás de las máscaras se oculta la verdadera identidad. En esto consiste la esencia de la hipocresía. Palabra derivada del término griego hypokrisía, que hace referencia a la representación de un papel en el teatro, lo que exige en el actor fingimiento, simulación, doblez, en definitiva, falsedad. Para los griegos, la hipocresía era un arte, “el arte de desempeñar un papel teatral”.
Con el tiempo, el término cambia su sentido. Los escritores cristianos de la Edad Media, le dan una forma más clara y precisa. Se enfocan en la falsedad de la interpretación teatral del hipócrita, quien finalmente es alguien que finge sentimientos diferentes a los que realmente experimenta, con el objetivo de engañar. De este modo, llegamos a la acepción actual del término: cualidad o actitud del que finge bondad, virtud o disposición favorable hacia alguien, que en verdad no tiene.
Brenda Yenerich


En tiempos de hipocresía, cualquier sinceridad parece cinismo. 
William S. Maugham

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