Precisamente andaba investigando estos días sobre eso que se hace llamar "arte del compromiso" entendido como aquél en el que el artista pone su creatividad al servicio del pueblo y si se quiere, de la revolución. Se dice que este no debe exclusivamente reflejar situaciones, ambientes o contextos de injusticia social, sino que a su vez deberá ayudar a representar los propios intereses del pueblo: la obra se convierte así en el vehículo idóneo de reivindicación, lucha y agitación.
Juan Carlos Monedero
"Siempre he procurado diferenciar los muchos mundos del arte, saber que el tiempo político de la cultura no se mide por el tiempo político de los partidos y que es más fácil que en una canción, en un poema o una partitura, en un ensayo o en una novela, en una película, en una obra de teatro o en un cuadro esté adelantado el futuro que deseamos antes que en los decretos que emanan de gobiernos y parlamentos. El mundo de la cultura adelanta el mundo que deseamos y lo hace posible. Lo hemos dicho muchas veces: el socialismo no se decreta, y quien crea las condiciones para que las leyes afiancen esa vida mejor es la cultura y sus autores. Nuestro querido Gramsci sabía que si no se gana la batalla de crear un nuevo sentido común, de nada sirve que asaltes el palacio de invierno. Es verdad que no basta quedarse en las ideas y las expresiones culturales y artísticas. En algún momento, esa nueva manera de leer el mundo reclamará políticas públicas, leyes, quizá una nueva Constitución"
Aquí el artículo completo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario