lunes, 18 de noviembre de 2013

Vive como puedas

Vive como puedas



Una vez leí que el cerebro humano sólo es capaz de memorizar el diez por ciento de lo que lee, aunque no estoy muy seguro de lo que digo porque sólo recuerdo el diez por ciento de esa lectura. Tal vez por eso necesito escribir un diario. Porque si el cerebro humano sólo recuerda el diez por ciento de lo que lee, no quiero pensar cuál es el porcentaje que recuerda de lo que vive.




Diversión, drama e ironía a partes iguales hacen del libro de Joaquín Berges se convierta en una de esas pequeñas novelas con encanto. Cargada de reflexiones interesantes la historia de Vive como puedas relata la vida de un tipo peculiar, un pesimista que trata de sobrevivir a una caótica existencia: una madre obsesionada con la presión arterial y las medicinas, un hijo coqueteando con las drogas o un vecino que acaba enamorándose de él, son alguno de los personajes que conforman la trama en la que se desarrolla (y derrumba) el mundo de Javier. Narrada en primera persona y con un lenguaje sencillo consigue llegar al lector a través de situaciones absurdas y puzzles familiares que dejan un rastro reflexivo que se presta a ser degustado; diálogos cargados de segundas intenciones. 







Creo que ahora que he recuperado la capacidad de llorar ya no necesito escribir mi diario. Es posible que las lágrimas sean también drogas naturales del cuerpo, aunque con una función estrictamente excretora. No funcionan cuando se consumen sino cuando se eliminan. O quizá llorar no sea más que una forma de expresión tan eficaz como el lenguaje, ya sea susurrado al amable oído de un confidente o escrito sin pudor en la intimidad de un diario. Las lágrimas pueden ser las palabras de una lengua universal que no requiere traducción, como el esperanto o la bioquímica, porque es inherente a todos los seres humanos. Nadie es ajeno a su comprensión.

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