La poesía tiene muchas funciones, muchas capacidades y todas son válidas, pero tenemos que ser conscientes del efecto y de las causas ideológicas de lo que hacemos. Ninguna poesía es inocente como discurso cultural en la sociedad. Todo está interrelacionado con la gente que lo recibe y que lo produce. Es importante ver qué es lo que estamos reproduciendo u omitiendo dentro un poema. Sabemos que la poesía intenta posicionarse sobre el mundo. Lo hace o bien tolerándolo, o bien desde una perspectiva crítica. Esto último no es una posición estética, es política, y afecta a cómo está construido ideológicamente el mundo a nivel simbólico, al lenguaje que nos representa. Es importante atender también a todo lo que rodea a la poesía como sistema de producción: cómo se gestionan las editoriales y las revistas, cómo se construye un campo poético y los espacios culturales, porque cuando se intenta hacer con una orientación antagonista, anticapitalista y disidente, es importante saber que todo está en juego.
Alberto García Teresa
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