Es urgente que empecemos a concebir la felicidad como un proyecto colectivo, y no como un proyecto individualista basado en la exclusión de los desposeídos, en la explotación, en el latrocinio y la barbarie. felicidad no es “poder mirar a otros por encima del hombro, desde lo alto de ásperos privilegios” como lo promueve el aparato cultural del capitalismo; felicidad es abrazo en solidaridad, creatividad para el bien común, lucha internacionalista para liberarse de los que hoy gangrenan el mundo para capitalizar, lucha por florecer el pan para todos y todas, para florecer una cultura que emancipe en vez de someter.
Cecilia Zamudio
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