Asomarte a la calle. Encender un cigarro.
Y mandar todo esto, lo más cerca, a la mierda.
Son momentos concretos.
Y luego en el buzón
encuentras una carta
del banco que muy amablemente
te recuerda que tienes
que pagar el impuesto de un amor olvidado.
Piensa entonces que alguien
tal vez en este instante
te recuerde y sonría.
Tampoco es tan difícil sobrevivir al mundo.
Y mandar todo esto, lo más cerca, a la mierda.
Son momentos concretos.
Y luego en el buzón
encuentras una carta
del banco que muy amablemente
te recuerda que tienes
que pagar el impuesto de un amor olvidado.
Piensa entonces que alguien
tal vez en este instante
te recuerde y sonría.
Tampoco es tan difícil sobrevivir al mundo.
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