Olga arrastró su carro y se metió en el avión. Sus regordetas manos comenzaron la tarea limpiando el interior de la cabina. Se recreaba en cada uno de los objetos que encontraba, desde un papel de caramelo a la anotación rápida de un teléfono. Fantaseaba en cómo sería el niño de las golosinas o en llamar al número escrito y guardaba todo aquello en el enorme bolsillo de su bata. De regreso a casa, se frotó las rojas manos mientras agujas de hielo traspasaban su cuerpo. Donde vivía , el frío y la nieve se instalaban hasta bien entrada la primavera. Dio un largo trago de vodka para templarse y después sacó su pequeño botín. Desdobló con parsimonia un periódico: Información de Alicante. Observó fotos de mar, playas y palmeras y sonrió imaginándose allí. Un día rompería con todo e iría. Quería saber qué era sentir calor.
Dulce María Jiménez Gutiérrez
RETO MUSICAL
Día 10: una canción que te haga dormir
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