Protestamos contra la explotación
pero compramos sus frutos.
Queremos escuelas públicas
pero las dejamos en manos de las editoriales privadas.
Clamamos por la libertad
pero vivimos atrapados en las redes sociales.
Suspiramos por una democracia sana
pero votamos a políticos corruptos.
Ambicionamos productos ecológicos
pero no queremos asumir su coste.
Gemimos por una prensa libre
pero no estamos dispuestos a pagar por ella.
Anhelamos el crecimiento espiritual
pero somos incapaces de amar al prójimo.
Deseamos recuperar los privilegios perdidos,
volver al paraíso del consumo, el trabajo y el dinero,
aun sabiendo que esta sociedad
fragmentada, desvertebrada, mutilada,
no funciona, no cura, no satisface, no educa,
no ampara.
Seremos derrotados.
Antonio Orihuela.
Fotografía: Don McCullin
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