Esta expresión se usa en sentido figurado para referirse a la dificultad o imposibilidad de realizar o conseguir algo. Se dice: Se lo he dicho un montón de veces, pero no hay tutía, no cambia de idea. Funciona como equivalente de ‘no hay remedio’, ‘no hay manera’, ‘imposible’, etcétera.
Tutía es una variante de atutía, que procede del árabe hispánico ‘attutíyya’, y que designaba un ungüento medicinal hecho con atutía u óxido de cinc.
En la medicina antigua, el hollín que resultaba de la fundición y purificación del cobre (óxido de cinc) era procesado para transformarlo en ungüento. Este ungüento, al que se le atribuían excepcionales virtudes curativas en los tratamientos de las enfermedades oculares, se conocía como tutía o atutía.
El prestigio de este compuesto fue tal, que se convirtió en una especie de panacea o remedio para curar todas las enfermedades. Y la lengua acuñó esta expresión, que, en origen, vendría a significar ‘no hay remedio’.
Seguramente lo que más les llama la atención no es el significado ni el contexto de uso de esta locución verbal, sino que lo correcto es que tutía aparezca escrito junto y no separado.
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