“No solo estamos fabricando compresas low-cost. Estamos empoderando. Estamos aportando un conocimiento a estas mujeres para que puedan ganarse la vida, para que sean independientes. Los patrones de gasto de dinero de una mujer son diferentes a los de un hombre. Ellas lo invierten primero en sus hijos, en su nutrición y educación. Si empoderas a las mujeres estás empoderando al país”.
. “No, yo no soy un bussiness man, soy un hombre que aporta soluciones, un proveedor de soluciones, por eso no quiero convertir esto en una gran corporación. Es verdad que está creciendo, y cuando me llaman de Jordania o de Kenia para interesarse por las máquinas me siento muy orgulloso, pero yo no quiero crecer a la manera tradicional”, afirma este hombre, convencido de lo que dice.
Cuando abres el periódico aparecen noticias como esta. Su nombre es Arunachalam Murunganantham, originario de la India (Coimbatore) y al que algunos ya conocen con el nombre de "el hombre menstruación". Su historia es ciertamente curiosa y su vida ha dado un vuelco desde que a finales de los años 90 comenzó a investigar sobre compresas, a raíz del retal de tela que su esposa utilizaba cuando tenía la menstruación. Descubrió que casi ninguna de las mujeres en los pueblos cercanos usaban toallas femeninas: menos de una de cada 10 (y la proporción aún era más escandalosa en las zonas rurales) y que además las mujeres no sólo usaban trapos viejos sino también otras sustancias antihigiénicas como arena, aserrín, hojas y hasta ceniza (aproximadamente el 70% de las enfermedades reproductivas en India son causadas por falta de higiene menstrual, que puede también afectar la mortalidad materna). A pesar de los problemas y las críticas a los que ha estado sometido durante todo este tiempo (su experimento casi le cuesta el divorcio, además de ser tratado como "loco" en un país en el que temas de este tipo son absolutamente tabú).
En estos momentos, Murunganantham ya ha distribuido más de 1.300 máquinas y no solamente en India. Sus compresas low-cost son fabricadas por mujeres rurales en una decena de países de Asia y África como Bangladesh, Nepal, Myanmar, Filipinas, Islas Mauricio, Islas Fiji, Kenia, Nigeria, Ghana, Tanzania, Sudáfrica… En ellos, son las propias mujeres las que se organizan en forma de cooperativa. Ellas mismas deciden su nombre comercial, distribuyen los paquetes y gestionan la producción y las ganancias. Cada máquina emplea a unas diez mujeres y abastece de compresas a unas tres mil.
“Tengo una visión clara, he entendido cuál es mi propósito en esta vida. Mi misión es crear diez millones de puestos de trabajo para mujeres rurales pobres, hacer que en este país el 100% de las mujeres utilice compresas”
Lo que Muruganantham empezó es una verdadera revolución en términos de salud y conocimientos sobre el cuerpo femenino. Su máquina recibió el premio nacional a la innovación a manos de la presidencia de India, su producto comenzó a funcionar y su mujer volvió a su lado, impulsando el cambio social. El “movimiento por toallitas sanitarias de bajo costo” crece con fuerza en la India, el producto se vende en 23 estados bajo el lema “por mujeres, para mujeres y hacia las mujeres” y ahora Muruganantham es el sujeto de un documental dirigido por Amit Virmani titulado “Hombre Menstrual”, que se proyecta este mes tanto en Nueva York como en Vancouver.
“Estamos rompiendo muchos tabúes. Son las propias mujeres las que, boca a boca, convencen a otras”. Así se van desmontando muchos de los mitos que circulan en torno a la menstruación como que las mujeres, durante el periodo, no puedan salir de casa, no puedan visitar lugares públicos, sean consideradas impuras y se les prohíba entrar en los templos, no puedan cocinar, lavar la ropa o incluso tocar a sus familiares. “Ahora las mujeres les dicen a otras mujeres: ¿Ves? No ha pasado nada con mis ojos, no me he quedado ciega”.
Muruganantham se rehusa a hacer publicidad de sus toallitas en TV porque dice que no lo dejarán hablar en serio de higiene, pero su mensaje corre como un reguero de pólvora, y cada vez más mujeres pueden lidiar con el período sin vergüenza ni riesgo de salud. Y todo gracias a este tenaz hombre, que lucha por la evolución mental de su país.
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