Hoy dos reflexiones en torno a la poesía y su papel en la sociedad contemporánea o más concretamente, su papel en tiempos de crisis.
La poesía vive un resurgimiento. En Galicia y en toda España. Como escritor, como lector, y como editor, la veo tomando posiciones, poniendo en pie sus metáforas con nuevos bríos. Construyendo versos para interpretar el mundo de hoy. Poesía como evasión, poesía como reflexión, poesía en rebeldía.
Hoy se dan dos circunstancias que pueden situar este género en referente de la creación escrita: por una parte, parece responder bien al desafío digital con su impacto directo y breve sobre el lector; por otra, resurge como lucha contra la crisis del sistema y la crisis económica; lanza entre los márgenes su fuerza reivindicativa. Poesía contra la derrota social, y también contra la pereza lectora... Tiempos, en fin, para la poesía. Eso queremos.
El poema es un medicamento concentrado. A mano en cualquier instante. Con su lectura nos sumergimos a fondo en el camino incierto de los sentimientos.
Por Quique Alvarellos en Mundiario (15 de octubre de 2013)
El género lírico es probablemente el más sensible de la literatura, y el más comprometido con el contexto social en que se escribe. Cervantes dijo que el año que es abundante de poesía, suele serlo de hambre. Cuatro siglos después y en plena decadencia económica, los poetas españoles coinciden con la tesis del autor de El Quijote: “La poesía es el antídoto contra la soledad y la pasividad frente a las dificultades que aparecen en estos tiempos de crisis”, asegura el poeta Pablo García Baena, premio Príncipe de Asturias en el 84 y premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en 2008. El ganador del Premio Cervantes en 2006, Antonio Gamoneda relaciona la historia de la poesía española con el sufrimiento: “La poesía no es una salvación pero lo parece, en el sentido de que aunque no pueda modificar las circunstancias objetivas de ese sufrimiento, de esa situación, la subjetividad del poeta y del lector puede crear una liberación o un consuelo al colocarlo en el orden de la experiencia poética”. Y es que la poesía entiende de sentimientos, entiende de momentos y tiene las claves para desvelar incógnitas de nuestro tiempo a través de la belleza del manejo de las palabras y de hacer emerger sentimientos.
El papel social que juegan los poetas hoy, en una época convulsa y de desconcierto, puede ayudar a encarar los nuevos tiempos. El poeta Jesús Aguado afirma que la poesía tiene mucho que decir en tiempos de crisis: “Son épocas en que perdemos la noción de lo que somos, para qué estamos aquí… Todas estas preguntas las responde, de manera indirecta pero eficaz, la poesía, que tiene la habilidad de responder a cuestiones que no se han formulado o que no se han sabido plantear. Se adelanta de alguna manera a las preguntas, y es ese carácter antiguo lo que aporta el poeta, que de algún modo se comporta como profeta”. García Baena coincide con Aguado en la importancia de la poesía a la hora de hacer despertar la inquietud de sus lectores: “En todo momento la poesía hace preguntas al lector y debe ser él el que responda ante el problema que le plantea el poeta. Es como una conversación de pensamientos”.
Por Rocío Huerta en El País (9 de octubre de 2012)
Fotografía: Tom Stoddart (Sudán, 1998)
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