Es importante distinguir la felicidad momentánea del nivel de felicidad duradera. La felicidad momentánea puede aumentarse fácilmente mediante distintos medios, como comer chocolate, ver una película cómica, recibir un masaje en la espalda o comprar una camisa nueva... El reto consiste en aumentar el nivel de felicidad duradera y el mero hecho de incrementar el número de estallidos de sentimientos positivos momentáneos no lo conseguirá.
La vida causa los mismos contratiempos y las mismas tragedias tanto a optimistas como a pesimistas, pero los primeros saben enfrentarlas mejor.
El pesimismo es un hábito atrincherado en nuestra mente, que tiene consecuencias radicales y desastrosas: carácter depresivo, resignación, bajo rendimiento, e incluso una salud física sorprendentemente pobre.
Martin Seligman
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