miércoles, 18 de septiembre de 2013

El viaje es el camino.

El  griego Konstantino Kavafis (1863-1933) es uno de los mayores representantes del género poético del S.XX, y su obra "Ítaca" es quizás uno de los textos más hermosos que se han escrito. Lo importante nos dice, es "el viaje hasta", "el camino en sí", aún siendo conscientes de dónde está la meta. Cada reto, cada día, cada paso, es una de las muchas aventuras de Ulises y conviene no desaprovecharlas: de todas se aprende. Muchos ven en Ítaca una suerte de "filosofía de viaje" y yo lo comparto absolutamente: lo fundamental no es tanto llegar como ese 'ir llegando'.



ÍTACA

Cuando emprendas el regreso a Itaca,
ruega que el camino sea largo,
lleno de aventuras, de conocimiento.
A los Lestrigones y los Cíclopes,
al irritado Poseidón, no les temas;
no hallarás tales cosas en tu camino
si tu pensamiento es elevado, si una sublime
emoción embarga tu espíritu y tu cuerpo.
A los Lestrigones y los Cíclopes,
al feroz Poseidón, no los encontrarás
si no los llevas en tu alma,
si tu alma no los pone ante ti.

Ruega que el camino sea largo.
Que sean muchas las mañanas estivales
en que lleno de placer y alegría
entres a puertos vistos por primera vez;
detente en los mercados fenicios
y adquiere hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano,
y toda clase de perfumes voluptuosos,
todos los perfumes voluptuosos que puedas;
visita muchas ciudades egipcias
para aprender más y más de los sabios.

Ten siempre en tu mente a Itaca.
Tu meta es llegar allí.
Pero no apresures de ninguna manera el viaje.
Mejor que dure muchos años,
y viejo ya ancles en la isla,
rico con cuanto ganaste en el camino,
sin esperar que Itaca te dé riquezas.



Itaca te dio el hermoso viaje.
Sin ella no hubieras salido al camino.
Pero ya no tiene nada para darte.
Y si la encuentras pobre, Itaca no te ha engañado.
Tan sabio como has llegado a ser, con tanta experiencia,
ya habrás comprendido qué significan las Itacas.



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