miércoles, 27 de septiembre de 2017

martes, 26 de septiembre de 2017

De granos.

Cada día un grano pon, y harás un montón.

De grano en grano…  llena la gallina el buche.



lunes, 25 de septiembre de 2017

Dentro de mi.

En medio del odio, me pareció que había dentro de mí, un amor invencible. En medio de las lágrimas, me pareció que había dentro de mí, una sonrisa invencible. En medio del caos, me pareció que había dentro de mí, una calma invencible. Me di cuenta, a pesar de todo, que… En medio del invierno, me pareció que había dentro de mí un verano invencible. Y eso me hace feliz. Porque dice que no importa lo duro que el mundo empuje en contra mía, dentro de mí, hay algo más fuerte, algo mejor, empujando de vuelta.
Albert Camus


domingo, 24 de septiembre de 2017

Septiembre en Japón.


La vuelta al cole.

sábado, 23 de septiembre de 2017

Ventanas.

Mientras existieran ventanas, el más débil de los humanos tendría su parte de libertad.

Amélie Nothomb



viernes, 22 de septiembre de 2017

jueves, 21 de septiembre de 2017

Tamaños.

Importa
que el colchón crezca
con tu ausencia,
que tus abrazos
me abarquen hasta el pecho,
que las decepciones
quepan en el fondo del último cajón
y se hagan olvido,
que el impulso de las ganas
borre distancias y aumente el deseo,
maquillando la nostalgia,
que el riesgo que corramos
sea proporcional
al objetivo que queramos alcanzar,
que la cantidad de lágrimas
nunca supere la de sonrisas,
que las cicatrices que nos atraviesan
se midan siempre en centímetros
de dolor cerrado
sin posibilidad de supurar,
que los miedos encojan
al bañarlos en agua fría,
que los sueños
lleven levadura en su masa
y doblen su tamaño al hornearlos,
que infinito sea de sexo,
de caricias,
de labios besando,
de amor.
Porque el tamaño,
al final,
siempre importa.
María Guivernau



miércoles, 20 de septiembre de 2017

Nunca.

Nunca. Nunca te puso la mano encima.
Nunca te puso la mano encima, pero solamente había pasado un mes, y el amor se convirtió en infierno.
Nunca te puso la mano encima, pero pronto te convertiste en un objeto que podía usar y desechar cuando deseara.
Nunca te puso la mano encima, pero decir basta tenía consecuencias.
Nunca te puso la mano encima, pero si decidías ponerle fin, eras una imbécil, una estúpida, una gorda…
Nunca te puso la mano encima, pero si no era él, no iba a ser nadie, ¿quién te va a querer a ti?
Nunca te puso la mano encima, pero si no estaba él en tu vida, no estaría nadie, ya se encargaría él de eso.
Nunca te puso la mano encima, pero silencio tus gritos de socorro.
Nunca te puso la mano encima, pero si le cuentas algo a alguien eres una niñata de papá.
Nunca te puso la mano encima, pero al verte llorar de dolor una sonrisa se dibujaba en su rostro.
Nunca te puso la mano encima, y como nunca lo hizo, tú le perdonabas.
Nunca te puso la mano encima, porque de repente, ya no eras imbécil, ni estúpida, ni gorda, ni una niñata de papá. Eras su vida, su amor, su todo.
Nunca te puso la mano encima. Pero durante años te creíste imbécil, estúpida, gorda, sin derecho al amor, sin derecho a la amistad, una niñata de papá.
Nunca te puso la mano encima, pero cada palabra, cada desprecio, cada amenaza, era un puñetazo directo a tu corazón.
Nunca te puso la mano encima, pero, poco a poco, te mató.
Nunca, nunca, nunca.
Nunca permitas ser un objeto, eres un ser humano.
Nunca calles un “basta”, mereces una vida mejor.
Nunca dejes de sentirte digna y merecedora de amor.
Nunca vas a estar sola, tu gente sigue a tu lado.
Nunca temas pedir ayuda, eres fuerte y valiente por ello, te van a ayudar.
Nunca perdones a quien nunca te amó, pues seguirá sin amarte.
Nunca olvides lo que vales, lo que mereces. Nunca olvides tus derechos. Nunca olvides tu dignidad. Nunca te rindas. Nunca calles. Nunca dejes de amarte.
Violencia contra ti, nunca.
Marta Ramón


martes, 19 de septiembre de 2017

Jamás desista.

Me gustaría que usted siempre recuerde
de que ser feliz no es tener un cielo sin tempestad,
caminos sin accidentes, trabajos sin fatigas,
relaciones sin desilusiones.
Ser feliz es encontrar fuerza en el perdón,
esperanza en las batallas,
seguridad en el escenario del miedo,
amor en los desencuentros.
Ser feliz no es sólo valorar la sonrisa,
pero si es reflejar sobre la tristeza.
No es sólo conmemorar el éxito,
pero si es aprender lecciones de los fracasos.
No es sólo tener júbilo en los aplausos,
pero es encontrar alegría en el anonimato.
Ser feliz es reconocer que vale la pena vivir,
a pesar de todos los desafíos,
incomprensiones y periodos de crisis.
Ser feliz es dejar de ser víctima de los problemas
y hacerse autor de la propia historia.
Es atravesar desiertos fuera de sí mismo,
y ser capaz de encontrar un oasis
en lo recóndito de su alma.
Es agradecer Dios cada mañana
por el milagro de la vida.
Ser feliz es no tener miedo
de los propios sentimientos.
Es saber hablar de sí mismo.
Es tener coraje para oír un “no”.
Es tener seguridad para recibir una crítica,
aunque sea injusta.
Ser feliz es dejar vivir al niño libre,
alegre y simple que vive
dentro de cada uno de nosotros.
Es tener madurez para decir “yo erré”.
Es tener osadía para decir “me perdonas”.
Es tener sensibilidad para expresar
“yo necesito de usted”.
Es tener capacidad de decir “yo te amo”.
Es tener humildad de la receptividad.
Deseo de que la vida se haga un cantero
de oportunidades para ser feliz…
Y, cuando usted equivoque el camino,
recomience!
Pues así usted descubrirá que ser feliz
no es tener una vida perfecta.
Usar las lágrimas para irrigar la tolerancia.
Usar las pérdidas para refinar la paciencia.
Usar los errores para perfeccionar el placer.
Usar los obstáculos para abrir
las ventanas de la inteligencia.
Jamás desista de sí mismo.
Jamás desista de las personas que usted ama.
Jamás desista de ser feliz,
pues la vida es un obstáculo imperdible,
aunque se presenten decenas de factores
que demuestren lo contrario.
“Piedras en el camino?
Guardo todas,
un día voy a construir un castillo…”
Fernando Pessoa


lunes, 18 de septiembre de 2017

?.



Marcus Moller Bitsch

domingo, 17 de septiembre de 2017

Sin pretextos.

En la vida ni se gana ni se pierde, ni se fracasa ni se triunfa. En la vida se aprende, se crece, se descubre; se escribe, borra y reescribe; se hila, se deshila y se vuelve a hilar. 
__

Entendamos sin excusas ni pretextos que somos el producto de nosotros mismos. Somos lo que pensamos. Somos lo que decimos. Somos lo que actuamos. Y seremos lo que queramos ser.
Ana Cecilia Blum


sábado, 16 de septiembre de 2017

Ha vuelto.

Quien no ha sido besado en una de esas lluviosas tardes parisinas, nunca ha sido besado.

Woody Allen


viernes, 15 de septiembre de 2017

La duda.

La duda es uno de los nombres de la inteligencia.

Borges.


jueves, 14 de septiembre de 2017

miércoles, 13 de septiembre de 2017

Sencillez.

En verdad, la felicidad arraiga en la sencillez. La tendencia al exceso en el pensamiento y en la acción disminuye la felicidad. El exceso nubla los valores básicos.

Brian Weiss




martes, 12 de septiembre de 2017

La Volátil!.


Agustina Guerrero

lunes, 11 de septiembre de 2017

Con mi permiso.

Me permito vivir como quiera
porque esto, la vida,
es lo único realmente mío.
Me permito por tanto
tropezar las veces que sea necesario
y también vaguear,
tumbarme al sol y dejar que pase el tiempo
sin que nada pase.
Me permito también
adelgazar y engordar a mi antojo
puesto que este cuerpo es mío
y darle placer sin reproches.
Me permito amar y que me amen
sin ridículos límites
que edulcoran al amor
e intentar
aceptar el fin con valentía
sin miserables reproches,
pero si llegado el momento
me falla la entereza,
me permito convertirme en escarabajo
durante un tiempo determinado.
Me permito cambiar de opinión
sin sentirme culpable
ya que nada es estático.
Me permito además,
permanecer en la confusión del ser
en la intriga de las sombras
en esta interrogación constante.
Me lo permito
porque ya me cansé,
de apuñalarme a cada instante.


Sara Zapata.


domingo, 10 de septiembre de 2017

El peor error.

Hace cientos de años, Benjamín Franklin compartió con el mundo el secreto de su éxito. Dijo: no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy. Este es el hombre que descubrió la electricidad. ¿Crees que la gente escucharía lo que él dijo? No sé por qué posponemos las cosas, pero si tuviera que adivinarlo, diría que tiene mucho que ver con el miedo. Miedo a fracasar, miedo al rechazo, a veces el miedo viene solo de tomar una decisión, porque, ¿qué pasa si estás equivocado? ¿Qué pasa si estás cometiendo un error que no puedes deshacer? El pájaro atrapa al gusano. Más vale prevenir que curar. El que duda pierde. No podemos pretender que no nos lo han dicho. Hemos escuchado todos los proverbios, hemos escuchado a los filósofos, hemos escuchado a nuestros abuelos hablar del tiempo perdido, hemos escuchado a los malditos poetas urgiéndonos a vivir el momento. Todavía a veces tenemos que mirar por nosotros mismos. Tenemos que cometer nuestros errores. Tenemos que aprender nuestras lecciones. Tenemos que barrer las posibilidades de hoy bajo la alfombra del mañana. Hasta que entendamos lo que Benjamín Franklin quería decir realmente. Que saber es mejor saber que preguntar, que despertarse es mejor que dormir, y que incluso el peor error, incluso el peor, le da una paliza a no intentarlo.

Anatomía de Grey




sábado, 9 de septiembre de 2017

Haiku.

“Noche corta de verano: / entre los juncos, fluyendo, / la espuma de los cangrejos”.
El haiku de Yosa Buson, autoproclamado él mismo discípulo de Matsuo Bashô pese a que no llegó a conocerlo y tenido por algunos como mejor escritor de haikus que su maestro, que además ilustraba con delicadas pinturas, pues era también pintor, es un ejemplo glorioso de cómo el vacío poético, esa nada existencial que desafía a la vanidad de los hombres, puede lograr los dos objetivos que la poesía persigue y en particular el haiku, la brevísima composición japonesa de solo tres versos y 17 mantras o sílabas en total: la belleza y la emoción. No se necesita más para describir la tranquilidad y la paz de una noche de verano a la que el lector se ve transportado, mecido como los juncos del haiku por las palabras del poeta.

El haiku es una emoción pero también el asombro de descubrir que no se necesita mucho para trasmitir el máximo, que en ocasiones, como en el haiku de Yosa Buson, coincide con el vacío, con el silencio profundo de una corriente bajo una noche de verano con cangrejos deslizándose entre los juncos inmóviles. No hay que ir tan lejos para sentir ese mismo asombro ni la emoción que se experimenta al paladear los versos de un verdadero poeta: “Estos días azules y este sol de la infancia”, fue el último que escribió Antonio Machado en su exilio francés de Collioure y que quienes lo enterraron encontraron en el bolsillo de su chaqueta escrito a lápiz en un papel. ¿Se puede decir más con menos?
El verano es un haiku que pasa volando. Como la poesía, no necesita de grandes sucesos para discurrir, al revés: se desliza más rápido cuando más vacío, más repetido y lleno de tranquilidad. Como los haikus, las vacaciones son tiempos de suspensión, vacíos en el calendario que apenas dejan notas en las agendas más allá de una comida, un paisaje o el recuerdo de una noche pero que nos acompañarán ya siempre precisamente por su intemporalidad. Haiku significa corte, enfrentamiento entre dos ideas que vienen a ser la misma y entre las que se interpone otra, como las vacaciones hacen con nuestro tiempo presente. Por eso —y por su brevedad— hay que aprovecharlas, no porque nos lo diga la industria del ocio, que ignora conscientemente, puesto que vive de ello, que aprovechar el tiempo no significa llenarlo de obligaciones y citas; al revés: aprovechar el tiempo consiste en dejarlo fluir libremente, como los cangrejos del haiku de Yosa Buson, y con él nuestros pensamientos. “Un año más ha pasado / Una sombra de viajero en mi cabeza / Sandalias de paja a mis pies”, escribió su maestro Matsuo Bashô.
Julio Llamazares.


viernes, 8 de septiembre de 2017

Lo que sale.

El arte es lo que dejas salir.

Andy Warhol.



jueves, 7 de septiembre de 2017

Elegancia.


miércoles, 6 de septiembre de 2017

Septiembre.

No importa qué suspendiste. Da igual qué quedó pendiente antes del verano. Septiembre no hace preguntas. Tan sólo está ahí, esperando, por si necesitas volver a intentarlo. Septiembre siempre te acoge con una libreta en blanco, un lapicero afilado, un armario ordenado, un pañuelo limpio, una red de trapecista.
Qué más da si escapaste a la carrera, sin mirar atrás, sin despedirte. Qué importa si eres el hijo pródigo o cualquier otro prófugo. En agosto todos huimos de algo, de alguien, pero septiembre es el hogar donde siempre volvemos. El abrazo que te acoge, todavía excitado, aturdido, perezoso, infantil, contrariado y te devuelve un hilo de equilibrio. Mira tu brazo quemado. Comienza a despellejarse y no es una metáfora. Septiembre es una buena época para cambiar de piel, para hacer limpieza.
Dice un amigo que septiembre es el lunes de los meses. No lo sé. Quizá. A mí me reconforta regresar a la casilla de salida. Encontrar una disculpa para volver a, para cambiar de, retomar el, dejar de, descubrir el, dar la vuelta a. Intentarlo una segunda, tercera, cuarta oportunidad. Septiembre es la esperanza de poder volver a empezar.
Más que un mes, septiembre es una estación. Un apeadero, en tierra de nadie, con andén de llegada y salida. Final o comienzo. Nostalgia o estímulo. Es la actitud la que decide por nosotros. En realidad, septiembre es sólo un pretexto. Una artimaña infantil para empujarnos a dar un paso. Una quimera a la que algunos ilusos aún nos empeñamos en darle sentido.
Guille Viglione.


martes, 5 de septiembre de 2017

Sin embargo.

Te deseo a alguien
que no te diga lo guapa que eres
sino que te lo enseñe,
para que te lo aprendas
sin necesidad de repetírtelo.
Te deseo un poema sin adorno,
frases ridículas,
palabras llanas y simples,
para que entiendas que en el amor
poesía es lo que sale de su boca
y no lo que lees en los libros.
Te deseo un amante con el corazón roto
para que sepa entenderte
y para que respete tu tristeza
cuando haya humedades,
pero sobre todo
para que proteja los destrozos del tuyo
con el suyo
y cuando tiemblen
tener un sustento.
Te deseo un admirador del nudismo
para que vivas lo que es una mirada desmaquillada,
para que coloques los espejos al otro lado,
para que te lleve con los ojos
a amar tu cuerpo sobre todas las cosas,
para que respete tu belleza
y haga de tu silueta el mapa de su tesoro.
Te deseo a un fiel del mar
para que jamás detone las olas de tus lagrimales,
para que acepte que un día serás calma
y otro tempestad
y aun así decida volver a ti cada día,
para que no evite que te derrames,
para que lleve tu sabor en la piel
y mire dentro de ti aunque escueza.
Te deseo a un poeta
con toda mi pena
para que te condene en su egoísmo
a la eterna salvación,
para que te haga inmortal
cuando tengas ganas de morir,
para que la única bala que te dispare
cuando le abandones
-porque tú eres un pájaro atrapado en la nieve,
recuérdalo, amor mío-
sea la que detona una palabra,
para que cuando te sientas nadie
recuerdes que eres el olvido de alguien.
Te deseo a tantas personas
como amor quiero hacerte.
Yo, sin embargo,
solo te deseo a ti.

Elvira Sastre.


lunes, 4 de septiembre de 2017

Aprender a vivir.

¿Se puede realmente aprender a vivir, de modo que lo que quede, solo sea vivir?.
Por aprender a vivir quiero decir intuir la relación con todo lo que existe, la capacidad amorosa global-macro de la que estamos hechos, la comprensión-compasión-no ego, que nos permite relacionarnos con los demás y con las circunstancias, sabiendo que son pasajeros, y que sus actos incómodos, si los hay, son provocados por situaciones emocionales igualmente temporales, que sus fondos son normalmente dignos y confiables y solo están enredados en un “ahora” determinado. Una verdad que nos recuerda tanto la dimensión del enorme universo que nos rodea como la de los microcosmos que nos conforman. Esa verdad que es solo una y la misma, que te recuerda dibujando la vida, poco a poco, como si fueses un papel en blanco cuyo boceto puedes ir perfilando, contorneando su cintura tal cual un alfarero, con un poco más de sabiduría, un poco menos de egolatría, y en consecuencia, un poco más de saber quién soy y un poco menos de no escucharme. Así se hace la vida, así se elige uno un trabajo que le va gustando, o que acepta por ser lo “suficientemente satisfactorio” (expresión que utilizan los psicólogos y que me hace mucha gracia, por cierto). Así se crían hijos, hablándoles desde lo que sabes, y sabes muchas cosas, así se forman alumnos, así se pasea por la calle o el campo, o el pueblo… o por ti. Así se ama, porque si no es con amor, no merece la pena ni echarse un té (o cualquier otra cosa), por amor a la vida, cuando menos, a su belleza, a sus posibilidades que son las nuestras. Así es como se escribe y se compone, así como se guiñan los ojos al amigo.
La vida es la vida y es bella de por sí, y cuando se nos brinda en cueros o toma con nosotros café, para cuando no. La vida está en nuestros ojos, en nuestro saber.

Altea (Buscando a Sofía)


domingo, 3 de septiembre de 2017

Pobreza.

LA POBREZA NUNCA SE VE. Se esconde bajo un amargo pañuelo de impotencia, vergüenza y miedo. Qué dirán, qué pensarán, qué será de nuestra vida. Desde el barco nunca se ve a quienes caen al agua sin saber nadar, pero están ahí. Siguen hundiéndose hacia el fondo. Podremos desviar la vista al horizonte, hacer como que no los vimos, arriar las velas y dejarlos allí. Pero sus ojos desesperados seguirán bajo el agua, esperando la mano que nunca quisimos darles.
LA POBREZA NO SE PUEDE VER. Hemos creído erróneamente que son pobres el mendigo o quien muere de hambre en un campo de refugiados. Pero es que ellos dejaron de ser pobres, desgraciadamente, ni siquiera llegan a eso. Es que ya no tienen NADA. Comparar nuestra situación con la de ellos además de inútil e insensible, sólo sirve para invisibilizar aún más a quienes aquí lo sufren. Y es, además, el juego más antiguo y utilizado por los amos del mundo para que la gente no se cuestione su falta de derechos: “No te quejes por cobrar 600€ echando 10 horas, piensa en los que no tienen trabajo”. “Si no puedes pagar la luz no te quejes, piensa en quienes nunca tienen”. “Esclavo, no te quejes tanto por un latigazo. Mira a quienes les dan 10”. Es una discusión fácil, artificial, ganada de antemano. Siempre va a haber gente que esté peor que nosotros. Así, mirando siempre hacia abajo conseguirán su objetivo: Que nunca miremos hacia arriba.
La pobreza habita en esa vieja casa donde una pareja de ancianos con 600€ de paga, aloja y alimenta a una familia de 7. Se oculta bajo el polvo de esos cajones de la tienda, con cientos de currículos de jóvenes universitarios cuya última frase era “trabajar de lo que sea”. Ese mismo chándal viejo y sucio del niño que se sienta en clase al lado de tu hija. Esas gafas que necesito pero que no me puedo comprar. Los niños mojándose en la parada del autobús escolar sin marquesinas, o esperando un comedor para su colegio. El invierno con paño de estufa sin estufa. Ese hombre alcoholizado en la esquina del barrio, que trata de vender una caja de chocos sorteándola con la baraja de cartas, para seguir tragando con vino el dolor de la pescadería que perdió. El bocadillo de mortadela de la marca más barata que haya. Póngame 10€ de gasolina para el coche. Señor, una moneda por favor. SE TRASPASA. OFERTAS POR LIQUIDACIÓN. Abuelo, ¿has cobrado ya? Dicen que mañana van a echar a dos más en la empresa. Hija, ¿hace frío allí en Berlín? Abrígate.
Y luego, la economía sumergida. La historia legendaria del que cobra el paro con un Mercedes, o el que se hizo millonario haciendo chapuces sin declarar, suele estar entre los grandes éxitos del cuñadismo radical. El argumento irrebatible que hará aflorar la riqueza consiste en confiscarle la caja de chocos al que la vende con la baraja. “El defraudador de la baraja” lo titularán con foto a todo color en los Diarios. Pero eso, queridos e ilustres jueces de la hacienda pública, no es hacer “aflorar la riqueza sumergida”, sino más bien la “pobreza sumergida”. La riqueza que de verdad se evade no está en el camarero que curra 10 horas con sólo 4 en la nómina, sino en el trepa que le contrata sin seguro. El dinero no lo tiñe de negro quien lo cobra, sino quien lo paga. No conozco a nadie que diga ser feliz trabajando sin asegurar ni poder cotizar. Pero, desgraciadamente, es lo que hay. Con 400 Euros de paro, hijos, hipoteca, luz, agua e IBI, quienes pillan 200 o 300€ de donde pueden, antes que evasores son SUPERVIVIENTES. Y que conste que odio y condeno el fraude fiscal. Pero en la cola de los defraudadores espero ver el último al de la caja de chocos, y encabezándola, a todos esos españoles muy españoles, que tributan en Islas Caimán o en Gibraltar para negarle la pasta que les sobra, a la Sanidad y la Educación que mata la pobreza de sus compatriotas.
El consumismo ha conseguido perpetuar un ficticio estado de bienestar, que no se basa en derechos y servicios sociales como antaño, sino en la ley del mercado y de la selva, donde la banca siempre gana y nunca pierde. Una droga blanda que ha calado hasta el punto de hacer creer a la gente, que ir a supermercados, abarrotar tiendas de ropa o comprar móviles con cámara era el indicador más fiable de nuestra riqueza. La clase media.
LA POBREZA NO SE QUIERE VER. Avergüenza no sólo a sus espectadores a salvo, sino a sus incautas y potenciales víctimas. Pocos aceptan que un día pueden ser pobres. La mayoria, no es consciente si quiera de que lo es. Se oculta a la sombra de un sistema que la convirtió en una visión desagradable para quienes creyeron no padecerla. “Limpia Madrid”, grafiteaban en la pared los NeoFascistas en aquel Madrid de los 90 cuando quemaban mendigos en plena calle. Como en el genial “Plácido” de Berlanga: vistan mejor a esos pobres, por favor, que quedan fatal en el encuadre a cámara. Ensuciarán las maravillosas puestas de sol y robarán plano a esos deliciosos langostinos de Sanlúcar que muy pocos sanluqueños pueden permitirse comprar. Más arena para tapar los aliviaderos y más limpieza en las calles del centro para que salgan relucientes en Facebook y en Youtube.
Da igual, no se limpien las gafas para buscarla por la calle ahora. Dejen de torturar las estadísticas y de contar el cuento de su vecino, el que va al INEM en un Audi A6. No servirá de nada que se operen de cataratas, que se pongan lentillas o usen telescopios o microscopios.


La pobreza no se ve con los ojos, sino con el corazón.

Francisco Oliva.



sábado, 2 de septiembre de 2017

La vida hay que reírla.

La vida hay que reírla [...]. Pongo el ejemplo de la risa porque la risa solo funciona en presente. La risa se vive en el acto. Ni nadie trabaja hoy para reír mañana, ni nadie se ríe hoy para que le suceda algo aún más divertido la semana que viene. La risa es el presente perfecto.
Lea Vélez.




viernes, 1 de septiembre de 2017

El progreso.



¿Un camino que no admite pararse ni desandar lo andado? Cualquier ser racional lo llamaría una trampa. Nosotros lo consideramos “progreso”.


Jorge Riechmann.