martes, 22 de octubre de 2013

Tribus en la ciudad.

No me gustan las “etiquetas”, los encasillamientos, los grupos de moda, el rebaño que viste, come y piensa igual.  Me agobia mirar a mi alrededor y ver cómo se delimita ese “nosotros” a través de la ropa, la música o la forma de hablar: es una manera sutil (según los casos) de excluir y marcar la diferencia con respecto al otro; una suerte de elitismo.

Es interesante leer todo lo que se ha dicho en torno a las  “tribus urbanas”, su transformación y repercusión social.; José Manuel Pérez Torneo  señala que la principal finalidad de las mismas radica en que "a través de la constitución y pertenencia a una tribu, la persona construye identidad; añade que además, los elementos tribales son un oportunidad para provocar o distanciarse de las instituciones, tanto como un mecanismo a través de del cual crear una nueva socialidad.
El mismo autor concluye que a diferencia de las primeras manifestaciones de aquellas (recordemos a los pioneros “rebeldes sin causa” tras la Segunda Guerra Mundial”) en la actualidad "las tribus han proliferado en todos los lugares. Son un fenómeno mundial. En cada país y en cada ciudad se encuentran “faunas” específicas. Todas ellas comparten estilos de vida y de vestimenta, sentimentalidad singular, músicas y costumbres propias, grados de socialidad formalizada… Y según sea el contexto social y económico, se hacen más o menos violentas, reivindicativas o meramente estetizantes. El fenómeno es el mismo pero ha aumentado de intensidad. Se aprecia en la actualidad cómo el comercio se ha adueñado de lo que era una circulación de valores  y objetos de trueque y comunicación personal. Hay ya una industria de las tribus. Tiendas enteras que se han adueñado de la estética y de los modos de las tribus urbanas. Boutiques especializadas. Salas musicales para tribus precisas"
Han dejado de lado el valor reivindicativo, contestatario y crítica para convertirse en meros productos estéticos; su rebeldía ya no es lo que era: tal vez por ello pueda decirse que en el fenómeno tribal juvenil de hoy hay más mercado que sociedad, más estética que ética, y más docilidad que alternatividad".


Todo ello viene a raíz de haberme encontrado con un artículo publicado en la revista Telva titulado "10 claves básicas para convertirte en un hipster" que son, según parece, la vanguardia en esto de la moda y el "lifestyle": alternativos, modernos, amantes de la música, cine y arte independiente. En un artículo de Huffington Post titulado «¿Quién es un hipster?», Julia Plevin argumentó que la "definición de “hipster” permanece opaca para cualquiera fuera de este círculo altamente selectivo y autoproclamado". Afirma que "el punto principal de los hipsters es que ellos evitan las etiquetas y ser etiquetas. Sin embargo, todos ellos visten lo mismo y actúan igual, y se conforman en su no conformidad" para un "aspecto vintage, sensiblero, cuidadosamente cuidado e icónico". Se trata de una subcultura nacida ya a finales de los años 1940 en Estados Unidos entre algunos jóvenes blancos que emulaban a los artistas negros de jazz. Con ropa sencilla, un lenguaje propio y la decisión de apartarse de las normas y convenciones sociales, los “hipsters” de entonces buscaban diferenciarse de las tendencias predominantes en la sociedad o ‘mainstream’.Pero, aunque la palabra estuviera ligada inicialmente al jazz, su significado fue mudando hasta referirse a cualquier cosa de ambiente bohemio o a las personas que rechazan todo lo ordinario, valiéndose en muchas ocasiones del sarcasmo, y que profesan un estilo de vida alternativo.Pese a que su meca esté en ciudades estadounidenses como San Francisco, Los Ángeles y Nueva York, cada vez son más los ‘hipsters’ en Europa y también en América Latina, donde el gusto por lo ‘indie’ y su estética llena cafés, bares y discotecas de sus principales capitales.



Ya lo sabes, saca la camiseta con mensaje, las gafas de pasta de colores, convéncete de que eres un "creativo" y no te despegues de tu ipad de lo contrario correrás el peligro de no estar "in". 


Las ilustraciones pertenecen al libro  “Hipsters, un manual ilustrado” , del mexicano Jorge Pinto. (publicado y distribuído por Editorial Aguilar)

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