lunes, 7 de abril de 2014

Sugerente.


Morning sun (1952), Columbus Museum of Art, Ohio

Me gusta esta reflexión de María Blanco sobre el cuadro de Edward Hopper "Mañana soleada" y me gusta su obra: la figura de la mujer que aparece constantemente en sus cuadros: su erotismo fino, elegante, sugerente. 



Mirando sus cuadros, pienso lo necesario que es vivir esos momentos de soledad, buscada o no, para saber quienes somos, más allá de la etiqueta que el grupo de origen, el trabajo o las aficiones nos adjudican, lo queramos o no. Por encima del rol de madre, oficinista, amante o amiga, esa mujer es eso: una mujer que mira por la ventana un domingo soleado. Y solamente eso. Percibe el mundo, maravilloso o terrible, a través de un cristal que la protege y a la vez la aísla, y mira en silencio, sin compartir con nadie su interpretación de esa porción de la realidad que alcanza a ver desde la ventana.

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