domingo, 16 de diciembre de 2018

Vivir.


(...)vivir se concreta en lo pequeño.
Ahí donde te miran unos ojos,
donde piensas en alguien y lo salvas;
donde alguien piensa en ti
y da tregua a tu destino sin saberlo.


Antonio Lucas.




sábado, 15 de diciembre de 2018

No quiero, pese a todo.


No quiero, pese a todo,
muros gruesos,
tan gruesos que no oiga
el silencio de los otros,
hecho de algunas voces y ruidos
que se filtran por los muros,
avisos de la vida
que transcurre al lado,
abajo, arriba,
en contra mía;
quiero unos muros que me aíslen
levemente,
contar con el silencio
que los otros tienen,
saber que es frágil,
que sin hacer ruido es como
estamos juntos
y estamos en contacto.
No quiero nada grueso
que me impida oír
que hay otros que desean de mí
que no haga ruido
y que a través de las paredes
que nos unen o dividen
escuchan mi silencio y lo agradecen.


Fabio Morábito






viernes, 14 de diciembre de 2018

Melancolía.

La idea de pasar el invierno en costas soleadas entre los trópicos resulta agradable pero falsa. Queremos que el árbol de la vida tenga flores durante todo el año. Pero también en los trópicos a los árboles se les caen las hojas. La noche del invierno no nos resulta menos necesaria que la noche del día. También por lo que respecta al corazón tenemos que prestar atención a la marea alta y a la marea baja. Quien sólo quiere tener marea alta se expone a la rotura del dique. No podemos estar siempre exentos de dolores, no podemos estar sin sombra, tenemos que aceptar la melancolía. También allí hay dioses.


Ernst Jünger






jueves, 13 de diciembre de 2018

Fantasmagoría.


El amor nace y muere
dentro del pecho,
habita en los cuadernos,
en las sábanas manchadas de sexo,
en la primera luz del día.
Sale a las calles
a gritar
con nombre propio
auxilio,
ayuda,
amor;
pero siempre regresa
como un hijo pródigo
y te espera
al final del pasillo
para pedirte explicaciones
o en su defecto
perdón.


Lena Carrilero.



miércoles, 12 de diciembre de 2018

martes, 11 de diciembre de 2018

Vivir.

Lo que siente nunca dura, lo que siente siempre acaba, y puede no volver nunca. Se encarniza entonces sobre el momento, se traga el fuego, y el fuego dulce arde, arde, flamea. Entonces, ella, que sabe que todo va a acabar, toma la mano libre del hombre, y la enlaza con la suya, ella dulce arde, arde, flamea.
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Al final, ¿Qué importa más: vivir o saber que se está viviendo?


Clarice Lispector




lunes, 10 de diciembre de 2018

V.



 Basta ya de minutos de miedo, de humillación, de dolor, de silencio. Tenemos derecho a que todos los minutos sean de libertad, de felicidad, de amor, de vida.