sábado, 14 de diciembre de 2013

¿Para qué se nos ha dado un cuerpo?





A pesar de sus treinta años, Berta Young tenía momentos como éste de ahora, en los que hubiera deseado correr en vez de andar; deslizarse por los suelos relucientes de su casa, marcando pasos de danza; rodar un aro; tirar alguna cosa al aire para volverla a coger, o quedarse quieta y reír... simplemente por nada.
¿Qué puede hacer uno si, aún contando treinta años, al volver la esquina de su calle le domina de repente una sensación de felicidad..., de felicidad plena..., como si de repente se hubiese tragado un trozo brillante del sol crepuscular y éste le abrasara el pecho, lanzando una lluvia de chispas por todo su cuerpo?
¿Es que no puede haber una forma de manifestarlo sin parecer “beodo o trastornado”? La civilización es una estupidez. ¿Para qué se nos ha dado un cuerpo, si hemos de mantenerlo encerrado en un estuche como si fuera algún valioso Stradivarius? 

 Katherine Mansfield (Fragmento de "Felicidad")


Fotografía: Nicholas Nixon 

viernes, 13 de diciembre de 2013

Cosas sencillas

La magia de las cosas sencillas o la belleza de lo cotidiano son cuestiones que desgraciadamente a veces pasamos por alto. El ecuatoriano Javier Pérez encuentra en algunos de los objetos del día a día su fuente de inspiración y así transforma lápices, ramilletes de uvas, clips y pinzas en ilustraciones tan bonitas como estas. Ya lo decía Walt Whitman...

"Emito mis alaridos por los techos de este mundo",
dice el poeta.
Valora la belleza de las cosas simples.
Se puede hacer bella poesía sobre pequeñas cosas,
pero no podemos remar en contra de nosotros mismos.
Eso transforma la vida en un infierno.
Disfruta del pánico que te provoca
tener la vida por delante.
Vívela intensamente,
sin mediocridad.
Piensa que en ti está el futuro
y encara la tarea con orgullo y sin miedo.
Aprende de quienes puedan enseñarte.
Las experiencias de quienes nos precedieron
de nuestros "poetas muertos",
te ayudan a caminar por la vida
La sociedad de hoy somos nosotros:
Los "poetas vivos".












jueves, 12 de diciembre de 2013

Mal educados

MAL EDUCADOS
Hemos sido muy mal educados. En mi colegio me hacían aprender de memoria las biografías de los escritores, y eso me llevó a odiar a Lope de Vega, a Menéndez Pelayo o a Azorín, hasta que empecé leer, a Azorín precisamente. El otro día, en la Feria del Libro de Guadalajara, Juan Villoro contó que empezó a leer siendo conducido a Homero y a Cervantes. ¿A sus vidas? No, a sus obras. Se me agrandó la imaginación, dijo; me pareció, añadió el escritor, que estaba llegando sin andar a sitios a los que era imposible que fuera caminando. José Ovejero, español, de la edad de Villoro, en torno a los 55 años, empezó a leer, dijo, El Buscón y el Lazarillo, hasta que se le abrió la mente conHistorias de Cronopios y de Famas. Afortunados ellos; nosotros fuimos peor educados, porque la lectura no era una prioridad en la escuela, dejó de ser una prioridad en el instituto, y solo nos salvó la Universidad (en mi caso) gracias a la insistencia de un filósofo, don Emilio Lledó, que dejaba a un lado las biografías y nos hacía rebuscar en las ideas. Él lo dijo el otro día en la Biblioteca Nacional: esa pasión suya por el comentario de textos, por la lectura activa, le viene de su maestro republicano de Vicálvaro.
Qué suerte leer. En esa misma feria mexicana, el escritor israelí David Grossman dijo que en cuanto pudo leer, pues en su casa no se leía, empezó a entender lo que pasaba en su país y en la vida. Leer para entender. Para saber más, pero no necesariamente para saber más que otros, sino para entender a los otros. Grossman dijo que leyendo al otro aprendes a ayudarle a estar cerca de ti, aunque sea tu enemigo, y él sabe de qué habla, pues vive allí donde la tierra, el agua, el aire, se disputa sin tregua y sin ánimo de reconciliación. Él trabaja, desde la palabra escrita, desde la lectura y desde sus libros, a favor de que un día ese infierno sea un lugar común de la tierra.
Leer es una suerte y una obligación; los que mandan en los países la deben asumir como una de las tareas prioritarias de su función pública. En nuestro país, por ejemplo, los sucesivos ministros de Educación, y ahora el último de ellos, José Ignacio Wert, suelen llevarse las manos a la cabeza ante nuestra mala nota en el Informe PISA. Después de ponerse las manos en la cabeza deberían ponerse manos a la obra: la madre del saber es la lectura, ahí está el prolegómeno decisivo de la vida; y no solo en leer, en pasar una página tras otra, sino en la enseñanza de la lectura, en el comentario de texto, el instrumento esencial para que el entusiasmo de leer sea el entusiasmo de saber. En Guadalajara, de donde vengo, había muchachos y veteranos buscando autores y libros, firmas y debates, en medio de un silencio de biblioteca. Un camarero me pidió mi gafete (acreditación) para entrar y comprar “los libros de este año”. México está como nosotros en PISA; esta no es la liga de fútbol de las naciones que leen más o menos. Basta que un individuo no sepa que leer es el principio básico de la vida para que un país se considere fracasado. Y el nuestro tiene demasiados millones de fracasos. Pongan manos a la obra, rescaten el libro de ese puesto efímero en el que los políticos lo colocan cuando piensan en el inquietante futuro.

 Artículo publicado en El Pais por Juan Cruz


miércoles, 11 de diciembre de 2013

¿Qué ocurriría si...?

Diego Álvarez Miguel es un ovetense nacido en 1990 que se hace conocer bajo el pseudónimo de Horacio Holiveira, en homenaje al protagonista de 'Rayuela', la famosa novela de Julio Cortázar. Joven y poeta, se encarga de la escritura del blog "La última vez que te robé París" en el que publica textos que son una auténtica delicia. Hoy me quedo con este, pero vendrán más. 



¿Qué ocurriría si te enamoraras de un escritor? 
Pues podrían pasar un montón de cosas. Ya ves. De bueno te vas a enamorar: de un escritor. Del ser más impredecible. Del humano (o pseudohumano) menos lógico, menos razonable. Podría uno, por ejemplo, llevarte el desayuno a la cama o, en cambio, ignorarte del mismo modo durante días (no solo en la cama, quizás en todo excepto en la cama). Podría uno mismo, por ejemplo, llevarte el desayuno a las tres de la mañana o a las tres tratar de hacerte el amor. Quizás a las cuatro. Tal vez en el postre o después del almuerzo. Hacerte el amor cada vez que le invada el insomnio de la misma forma que olvidar, cuando el sueño contraatacara, despertarte a la hora en la que la alarma aporrea la pared del ensueño para ir al trabajo. Llegarías tarde. O no, y una vez en el trabajo una llamada de casa te reclamaría para que vieras la araña que hay sobre el radiador. O no, y no habría llamada. No habría ni siquiera más palabras cuando descubriera que no has leído Rayuela. Te dejaría, quizás. Podrías, por ejemplo, salir del trabajo y al tratar de echar mano a los últimos ahorros te encontrases en su lugar bolsas con diferentes tipos de jabones y de chinchetas y de cosas que solo para un escritor resultarían de vital importancia. Por un momento. Lo que dura una vida. O te encontrarías con que tus libros de texto han desaparecido y han sido empeñados por unos pocos céntimos necesarios para más jabones o más chinchetas. Ay, dichosa seas si te enamoras de un escritor, porque nadie en su sano juicio lo haría, nadie, y sin embargo nada podría hacer a nadie más feliz que encontrar notas en sus bolsillos, o estrellas hechas de papel, o todo el amor del mundo en las dobleces de la papiroflexia. Bien es cierto que podrías encontrar también en tus bolsillos un montón de post-it mojados, tal vez tu móvil estropeado, quizás una carta importante de América, no sé, pero es que nunca un escritor revisa lo que mete a la lavadora. La vida es muy corta para eso. Para eso y para enseñar a bailar a las feas. Pero eso es otro tema. 

¿Qué ocurriría si un escritor se enamorara de ti? 
Esto, al contrario de lo que pueda parecer, es un poco más predecible, pues encontrarías, entre otras cosas, tu collar de pequeños cristales y azabache colgado en el cuello de alguien (una mujer rica, una mujer pobre, una…) que espera en la parada de un autobús de tinta. Encontrarás, por ejemplo, que tus zapatos favoritos han desaparecido y ahora alguien (una princesa en Cartago, una vendedora de hechizos en Gadir) los lleva puestos en un poema. El reloj que siempre llevas, el reloj que tienes pero que nunca llevas, el hecho de que nunca hayas llevado un reloj: de pronto serán hechos que pertenecen a la historia de alguna cortesana que nunca has conocido. Y que ahora eres tú. Y que más tarde seguirás siendo tú. Aunque no seas tú. Aunque se atusen el pelo a la manera que tú lo haces (y no, no tu pelo) y respiren como habrías de respirar los días de bochorno. Aunque usen tus mismas palabras y coletillas, tus coloquialismos y tus términos científicos. Ellas, esas alumnas en Marte o en Alejandría, a veces protagonistas, otras narradoras, otras villanas, serán todas tú y no y todas se rascarían la nariz como tú sueles. Los libros se convertirán en espejos que no necesitan tenerte enfrente. Tratarás de verte en los poemas donde alguien lleva más o menos tu nombre o tiene más o menos tus gustos o nunca ha leído Rayuela. Esos poemas y esas historias pertenecen al viento ¿a quién si no? Y son como el viento y nunca sabrás qué es lo que viene o qué es lo que se ha ido. Nunca sabrás si en otras páginas que quizás nunca leerás aparecerás o no y no hay forma de saberlo. Y no hay forma de borrarlo. Incluso cuando te vayas seguirás ahí formando parte del siempre. 
Si un escritor se enamora de ti, tendrás la suerte o la desgracia de no morirte jamás.

(Fotografía: Debbie Carlos)

martes, 10 de diciembre de 2013

Ellos son el mundo

Hay proyectos que merecen la pena hacerse un hueco y ser difundidos y hoy os presento uno de ellos. Una veintena de fotógrafos, viajeros y periodistas han puesto su obra al servicio de esta causa. Nombres de presencia internacional como Gonzalo Azumendi, Kris Ubach, Roberto Iván Cano o Daniel Salas forman parte del elenco de profesionales cuyas fotografías llevan todo el año, en diferentes puntos de encuentro de Madrid, dando a conocer el marco y la mirada de niños dentro y fuera de nuestras fronteras.

El político francés  Maurice Herzog  decía que "es necesario que los hombres conozcan el mundo donde viven: lo tienen que descubrir porque para amar, antes hay que conocer”. Estas palabras también servían para poner los cimientos del proyecto ELLOS SON EL MUNDOque pretende dar a conocer los rincones del planeta bajo la mirada inocente e instructiva de los más pequeños. La iniciativa nace de la ilusión de contribuir a mejorar la infancia de aquellos niños, de aquí o de allí, que se encuentran en situación desfavorecida y en peligro de exclusión social.



















En enero de 2013 esta ilusión se convierte en una idea compartida de un grupo de fotógrafos de viajes, profesionales y aficionados, periodistas y aventureros, que apuestan por compartir su experiencia retratando cientos de países para hacer de esta ilusión un compromiso. Perfiles que responden a la sed de conocimiento, de confirmar el espíritu nómada del ser humano y su afán solidario.


lunes, 9 de diciembre de 2013

¿Una de democracia?


Democracia

Otra maldita tarde
de domingo, una de esas
tardes que algún día escogeré
para colgarme
del último clavo ardiendo
de mi angustia.
En la calle
familias con niños,
padres y madres
sonrosadamente satisfechos
de su recién cumplido
deber electoral;
gente encorvada sobre radios
que escupen datos, porcentajes
en los bancos.
Corderos de camino al matadero
dándole a escoger el arma
al matarife.

Roger Wolfe Arde Babilonia, Visor, Madrid, 1994


"Uno de los sofismas más extendidos entre las legiones de capullos televisivos que últimamente nos asedian, y que se afanan por ocultar su mediocridad bajo el denominador común del «comportamiento democrático», es aquello de que «Mi libertad termina donde comienza la libertad de los demás». Los cojones, va a terminar. Lo que no termina nunca es la gilipollez de la gente, que suele ser geométricamente proporcional a su celebridad. ¿Cómo que mi libertad termina donde empieza la de los demás? ¿Y cuando la mía termina a dos palmos de mis narices y la del otro a dos kilómetros de la valla electrificada de la última mansión de lujo que se acaba de construir? ¿Entonces qué pasa? ¿Que yo me callo y habla él? Los cojones, va a hablar él. Como le eche yo el guante, se va a enterar de lo que vale un sofisma, democracia o no democracia" (Roger Wolfe)






Las fotografías forman parte del trabajo del fotógrafo Peter Gasser.

domingo, 8 de diciembre de 2013

Domingo de cine

3 bodas de más, es lo nuevo de Javier Ruíz Caldera tras ‘Spanish Movie’ (2009) y ‘Promoción fantasma’ (2012).Inma Cuesta encarna a la protagonista, Ruth, una investigadora “experta en langostas” que entra en crisis cuando la deja su último novio. Pensando que atraviesa la peor etapa de su vida descubre que tres de sus últimas parejas se van a casar y todos le piden que esté presente en las bodas. Un joven becario la ayudará a superar esta inusual aventura…


El principal objetivo de ’3 bodas de más’ es provocar numerosas y ruidosas carcajadas, algo mucho más complicado de lo que parece, y lo consigue.